Toda esta historia comenzó con un viaje a Londres.

Con un Master en Prevencion de Riesgos Laborales y después de 12 años trabajando como Técnico de Seguridad, en el que fue el primer Servicio de Prevención a nivel Nacional, me encuentro, de la noche a la mañana en la calle. No te voy a decir que no lo viese venir, porque no es así, el proyecto al que le dedique tantas horas y cariño estaba siendo fagocitado por un gran grupo empresarial, y eso pone en perspectiva a cualquiera.

Después de aquello la única cosa que me apetecía era hacer fotos. Sí, muchas fotos de espacios, lugares y edificios como aquellos en los que durante años estuve supervisando la seguridad.

Así que hice mi maleta y me fui a Londres una temporada, con la única intención de sacar fotos a sus bellos edificios y conectar con su arquitectura, mezcla de diferentes épocas y culturas.

Volví con la firme intención de dedicarme a la fotografía, porque siempre me ha acompañado en los buenos y malos momentos de mi vida proporcionándome una motivación que pocas cosas me han hecho sentir.

Otra parte de esta historia tiene que ver con la tecnología.

 

Mi padre era Guardia Civil, y su trabajo consistía en instalar y mantener su red de telecomunicaciones, en casa siembre había «cacharritos» y cuando yo tenía 9 años me puso en las manos un Comodore 64 con el que me enseñó a programar en Basic. Todo esto marco profundamente mi forma de ser y pensar.

En casa siempre ha habido tecnología, ciencia y mucha curiosidad por aprender.

Dedicarme de forma profesional la fotografía de arquitectura aúna una buena parte de las cosas que me apasionan, me permite ser independiente, creativa y lo mas importante, puedo conciliar vida profesional y familiar.

Y esa soy yo, una curiosa profesional que tiene a la tecnología como aliada, alma de arquitecto y un ojo único para la fotografía, con el objetivo de documentar con emoción el trabajo de los arquitectos.